Las deudas en los jóvenes: ¿Debo darle una tarjeta de crédito a mis hijos?

Siempre he procurado la independencia de mis hijos. Ellos deben ir madurando para discernir entre lo bueno y lo malo, y así tomar decisiones acertadas. Pero ante la solicitud de mi hija: “¿Me das una extensión de tu tarjeta de crédito como regalo de cumpleaños?”, mi impulso fue decirle un ¡no! rotundo. No solo porque estaba en juego mi reporte crediticio, sino porque además, no sabía si ella estaba preparada para afrontar esa responsabilidad. Así que le dije que lo pensaría, pero lo que realmente necesitaba eran argumentos para negarme a su pedido.

En esa búsqueda encontré la página web espanol.consolidatedcredit.org que explica todo lo relativo a tarjetas de crédito y temas financieros. En pocas palabras: todos estos tópicos bastante complicados expresados en términos sencillos. Específicamente, llamó mi atención el folleto virtual “Tarjetas de crédito: Lo que usted necesita saber”. Y así se me ocurrió proponerle a mi hija que evaluaría su solicitud como si fuera una joven que se acerca al banco. Si cumplía con los requisitos, tendría su tarjeta de crédito. Esto me permitiría ser objetiva. Mi propuesta fue aceptada.

Según el documento, los prestamistas para decidir a quién otorgarle crédito y definir su límite usan “Las Tres C”:

Leer los jóvenes y las tarjetas de crédito

Carácter

Se evalúa la historia crediticia del solicitante, su honestidad y confianza. Los bancos se basan en los registros financieros del solicitante para determinar su carácter. Como mi hija no había utilizado crédito aún, me referí a las veces en que acordamos reunir dinero para algunas compras, o bien me pidió dinero prestado. También tuve en cuenta su esfuerzo para lograr metas con las que se había comprometido. De todas, pude recordar solo una que quedó adeudada.

Capital

Los prestamistas preguntan por los bienes que posee el cliente para avalar la deuda. Mi pequeña no tiene propiedades que garanticen su crédito, pero sí posee algunos bienes que podrían servir de garantía. Hicimos una lista de lo que podría vender en caso extremo y acordamos que podíamos utilizarlos para asegurar el crédito. Al principio se mostró reacia a aceptarlo, pero hay cosas que no son gratis y cada derecho conlleva una responsabilidad.

Capacidad

En este caso, se evalúan los ingresos, el nivel de gastos y deudas pendientes. Así que calculamos el dinero que le asignamos periódicamente a mi hija, más lo que recibe en su cumpleaños y otras fechas especiales como navidad o fin de año. Le dedujimos los egresos diarios y eventuales. Y tal como se indica en el artículo mencionado, decidimos que el límite que debería tener en la tarjeta sería no más del 15% de su “ingreso” anual.

Así que luego de escenificar el dialogo entre una promotora de banco y su cliente potencial, ¿saben qué sucedió? Mi hija obtuvo su tarjeta de crédito. Y yo, una alerta diaria en mi celular para, antes de ir a dormir, chequear sus gastos con la tarjeta. No creo que esto lo hagan los prestamistas, pero en este caso mi rol es el de madre, ¿verdad?